A nuestros soles: Queridos padres, papás y papitos: Gracias por la vida, por el amor, las caricias, las sonrisas, los regaños y por el aliento. Por darnos su ejemplo y apoyarnos con entusiasmo. Gracias por la calidez, por las veces que nos ponemos de acuerdo, y por aquellas veces en desacuerdo. Gracias por enseñar a dar sin esperar.
Gracias por ser como eres, por elegir y enamorar a mi mamá. La vida no pudo escoger de mejor manera a las personas que llevo muy dentro de mi corazón.
Fueron dos días en los que el mundo de Andrés brilló con la presencia de soles. Papitos que fueron consentidos y mimados por toda la tripulación.
La llegada a nuestra casa en Chía estuvo animada por un grupo de entusiastas porristas que animaron la tarde con sus exclamaciones, vivas y pompones.
El color amarillo llenó de luz cada rincón; el nuevo comedor Cielito lindo se estrenó con la participación de las familias que nos visitaron. Nuestros Jardines, del Bohío a Teatrino, pasando por Postres, Centro y Ampliación, estaban bellamente decorados con cintas de colores. Abundaron las bombas amarillas y doradas y una grandiosa champaña.
¡Papá eres un campeón! Fue la alegoría que dibujó sonrisas a doquier. Una expresión que resume dos fuertes brazos y un gran corazón que llena nuestras vidas con amor.
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